jueves, 7 de marzo de 2013

Justicia y Tolerancia

Revisemos nuestros niveles en estas dos virtudes, analicemos sin apego a lo que nos han enseñado desde pequeños y definamos nuestro criterio basándonos en la justicia y la tolerancia, que es correcto? que es lo coherente, sería correcto que cometieran conmigo y mi familia tal injusticia, sería correcto que yo cometiera esas injusticias con otros seres humanos?

Gilad tomó una decisión valiente y razonable en base a sus principios de justicia y tolerancia,
nuestra nacionalidad y nuestras creencias no deben estar sobre los principios y virtudes universales.

El saxofonista y clarinetista Gilad Atzmon se marchó a Londres mediada la década de los 90, cansado de la radicalidad sionista y después de haber cumplido el servicio militar en la guerra que Israel declaró: “Veía a palestinos por todas partes, hasta que me dije, ‘¡diablos, si es que estoy viviendo en territorio palestino!’.
“Los nazis me hicieron tener miedo de ser judío y los israelíes me hacen tener vergüenza de ser judío”. El saxofonista y escritor Gilad Atzmon (Tel Aviv, 1963) toma las palabras del que fuera superviviente del Holocausto alemán, profesor y defensor de los derechos humanos Israël Shahak para prologar su nuevo libro, ‘La identidad errante. La identidad judía a examen’ (Editorial Disenso), que estos días llega a las librerías españolas.
La producción literaria de Atzmon, como la de todas esas voces que se niegan a tomar discursos extremos, siempre ha sido recibida entre polémica. Algunos judíos, por un lado, le acusan de un antisemitismo venenoso y peligroso, mientras que algunos palestinos hacen lo mismo señalándole como un agente doble al servicio del Estado de Israel. Uno charla con él y todas las ecuaciones posibles se despejan en torno a una solución más sencilla, la que se deriva del sentido común y una humanidad que Atzmon reivindica para todos los pueblos.Sea como fuere, queda claro que en el conflicto palestino-israelí él tiene su particular postura y opinión, que se vertebra en torno a una crítica razonada y argumentada contra el sionismo radical. Él siente que tiene que elevar esta voz, asumiendo que otras denunciaran otros extremos. No obstante, en esta nueva publicación, Atzmon deja a las claras que el extremismo nacionalista israelí tiene buena parte de responsabilidad en la falta de paz en aquella tierra del Oriente medio.A lo largo de sus 256 páginas, Atzmon analiza y reflexiona en su nuevo libro sobre cuestiones ya abordadas en anteriores publicaciones y ensayos, actualizándolas y compilándolas en un mismo volumen: el judaísmo y la ‘judeidad’; la cultura judía y la ideología judía; la actitud política israelí en la historia y el tiempo; el papel del holocausto; la influencia de los grupos de presión sionistas; el eco del conflicto en los medios de comunicación, etcétera.Posteriormente, o de forma paralela, todas estas reflexiones son plasmadas en su gran pasión musical, el jazz, un género cuyo espíritu rebelde ya marida de entrada con su actitud vital.Experiencias definitivas
El saxofonista y clarinetista Gilad Atzmon se marchó a Londres mediada la década de los 90, cansado de la radicalidad sionista y después de haber cumplido el servicio militar en la guerra que Israel declaró al Líbano a comienzos de los 80. Su participación en aquel conflicto acabó por despejar todas sus dudas sobre la ‘identidad judía’: “Veía a palestinos por todas partes, hasta que me dije, ‘¡diablos, si es que estoy viviendo en territorio palestino!’. Fue entonces cuando decidí marcharme, eso sí, con cierto sentimiento de culpa”.
Aterrizó en la capital británica para cursar y completar estudios de Filosofía alemana, aunque el jazz pasó a formar parte de su verdadera vida profesional. De hecho, Atzmon, que había estudiado música en la Academia Rubin de Jerusalén, llegó a tener excepcionales padrinos en las figuras de Memphis Slim, Michel Petrucciani o Jack DeJohnette, con los que realizó varias giras. “En realidad, ya cuando estaba en el Ejército hacía todo lo posible para evitar la llamada del deber, no porque fuera pacifista ni porque me preocuparan excesivamente los palestinos, sino sencillamente porque prefería quedar me a solas con mi saxofón”. Tras su llegada a Londres fundó el grupo con el que hoy escribe sus discursos musicales, el Orient House Ensemble, que toma su nombre de la casa de la familia Al Husseini, la que fuera sede oficiosa de la Autoridad Palestina en Jerusalén hasta que fue ocupada por los militares israelíes. Al margen de sus vientos, la musculatura jazzística del grupo se sostiene en el buen hacer del pianista Frank Harrison, el contrabajista Yaron Stavi y el baterista y percusionista Eddie Hick (en su gira española no acude con el pianista y su baterista habitual será reemplazado por Carlos ‘Sir Charles’ González).
Tras varias entregas discográficas en pequeñas compañías, Gilad Atzmon y los muchachos del Orient House Ensemble firmaron por uno de los sellos independientes con más prestigio, Enja, donde lleva varios discos publicados. En su paleta expresiva caben todos los corazones musicales de Oriente Medio, tanto judíos como árabes, así como la efervescencia rítmica gitana de los Balcanes, el latido negro de África y la cadencia melódica de géneros como el tango.
La vida al otro lado de la trinchera
Hoy, Gilad Atzmon ya no se siente judío: “He dejado atrás la idea de pueblo elegido” y plantea preguntas a sus paisanos: “¿Cómo es que un pueblo que ha sufrido tanto y durante tanto tiempo puede infligirle tanto dolor al otro? ¿Cómo pueden los sionistas, que están motivados por un genuino deseo de regreso, estar tan ciegos cuando se enfrentan a un deseo similar por parte del pueblo palestino?”. El saxofonista y clarinetista subraya sus argumentos recordando los primeros combates contra su propio pensamiento: “Asimilé el hecho devastador de que en 1948 los palestinos no habían abandonado sus hogares voluntariamente, como se nos decía en la escuela, sino que habían padecido una brutal limpieza étnica a manos de mi abuelo y los suyos. Empecé a comprender que en Israel nunca ha dejado de haber limpieza étnica, sino que, simplemente, ésta ha adoptado otras formas, y empecé a admitir el hecho de que el sistema legal israelí no era imparcial, sino racista”. Y para concluir, una experiencia definitiva, que marcaría todo lo que hoy es y puede ser Gilad Atzmon: “En el verano de 1984, justo tres semanas antes de librarme del uniforme militar, nos enviaron al Líbano para una gira de conciertos. Al final de un sucio y polvoriento camino en un día de calor espantoso, a primeros de julio, llegamos al infierno en la tierra. El inmenso centro de detención estaba rodeado por una alambrada. El lugar era un campo de concentración. Los presos eran los ‘judíos’, y yo, un ‘nazi’”. Tal y como le sucedió a Israël Shahak.
Fuente: palestinalibre.rg/OICP

miércoles, 6 de marzo de 2013

Lula: tras muerte de Chávez Venezuela no puede retroceder


Lula: tras muerte de Chávez Venezuela no puede retroceder

Pidió unidad y paz al pueblo venezolano.

El expresidente brasileño Luiz Inacio Lula da Silva (2003-2010) llamó el miércoles a los venezolanos a conservar la "paz y la unidad" para evitar que Venezuela retroceda, tras la muerte de su "compañero" Hugo Chávez.
"Espero que el pueblo de Venezuela en este momento comprenda que es necesaria mucha paz, mucha madurez, mucha tranquilidad, mucha unidad, porque Venezuela no puede retroceder", dijo el exmandatario en un video difundido por el Instituto Lula.El líder brasileño elogió a Chávez y subrayó los esfuerzos compartidos en favor de la integración latinoamericana.
"Establecimos una relación muy fuerte (...) Tuvimos diferencias ideológicas pero teníamos afinidades políticas", declaró Lula en tono sereno. El exmandatario, quien se recuperó de un cáncer de laringe detectado en 2011, agregó que su relación conChávez era "más que de dos presidentes, era una relación de dos compañeros".
Lula destacó la faceta polémica de Chávez, su defensa de Venezuela y Latinoamérica frente a los intereses económicos y políticos "del norte", y lo describió como un líder "80% corazón, 20% razón, como deben ser los grandes hombres del mundo".
"No todos los siglos logran producir un hombre de las cualidades de Chávez, no todos los días se ve a un país eligiendo a una persona que tiene compromiso de sangre con su pueblo", indicó.
Chávez, añadió Lula, "sabía con mucha fuerza que la razón para estar en el gobierno era lograr que el pueblo pobre de Venezuela se sintiera orgulloso y pasara a tener derechos".
elespectador.com // http://m.elespectador.com/noticias/elmundo/articulo-408796-lula-tras-muerte-de-chavez-venezuela-no-puede-retroceder

El futuro de la Alba sin Chávez


El futuro de la Alba sin Chávez

A los países de la Alianza Bolivariana para las Américas les espera continuidad. Algunos buscan acabar con la dependencia energética de Venezuela.

Uno de los rasgos más visibles del chavismo ha sido la vocación internacionalista a la usanza de Cuba en la Guerra Fría. A diferencia de la proyección cubana en el antiguo Zaire, Angola o en América Latina, la diplomacia bolivariana no ha buscado reproducir su modelo sino la promoción de la multipolaridad. Es decir, la emergencia de más actores con incidencia en el globo. Dicha meta resume en buena medida el deber ser de la Alianza Bolivariana para las Américas (Alba), esquema de cooperación que ha despertado una polémica a todas luces injustificada.
América Latina y una serie de estados del continente han sido claves en la promoción de la Alba. Argentina, Cuba, Nicaragua, e incluso Colombia, ocupan un lugar en la agenda externa del socialismo del siglo XXI.
El caso más visible es Cuba, al que asiste con aproximadamente 120.000 barriles de petróleo diarios, luego de una serie de acuerdos que comenzaron en 2000 y que le permiten a la isla abastecimiento energético a cambio del envío de profesores, entrenadores deportivos y médicos. Para La Habana dichos acuerdos son claves para paliar la penuria energética, luego de la caída de la URSS y del bloque soviético. Subsidiariamente, el gobierno de Chávez rescató a Cuba del ostracismo luego de la suspensión en la OEA en 1962 y el embargo económico impuesto por Washington y fortalecido por leyes como la Torricelli y la Helms-Burton. La presión de Caracas fue vital para que en 2009 dicha institución invitase a Cuba a volver a su seno y para que La Habana regresara al concierto latino en esquemas como la Celac, donde ejerce la presidencia.
En Nicaragua, por su parte, la ayuda ha sido más polémica. Los acuerdos firmados entre PDVSA y la Amunic (Asociación de Municipios de Nicaragua) consistían en petróleo a bajos precios y con créditos blandos, pagando un 50% en el largo plazo. Empero, fueron denunciados por la oposición nicaragüense, porque supuestamente sólo beneficiaban a gobiernos locales donde el sandinismo ejercía el poder. Para las elecciones de 2006, se fustigó la injerencia por parte de Venezuela. Sin embargo, Caracas y Managua han desestimado las críticas.
En lo que respecta a Argentina, el apoyo más visible tuvo que ver con la deuda que llevó a dicho Estado a la quiebra a comienzos de siglo, con el denominado corralito financiero. La compra de la deuda por parte de Venezuela selló entonces una amistad con el gobierno de Néstor Kirchner y el de Cristina Fernández en la actualidad.
Y aquello que demuestra que la extensión de programas no sólo obedece a sintonías ideológicas: Colombia. Mediante la Operación Milagro, médicos cubanos pagados indirectamente por el gobierno de Venezuela curan gratuitamente a población vulnerable en zonas de frontera. La labor de éstos ha sido sobresaliente para paliar los efectos del conflicto, uno de los objetivos de dicha misión.
¿Qué espera a estas naciones respecto de la asistencia venezolana? Continuidad. De un lado, en estos países se viven procesos autónomos con respecto al chavismo. Desde hace varios años, en Cuba se reflexiona sobre cómo disminuir la dependencia energética de Venezuela. La visita reciente del premier ruso, Dimitri Medvédev, a la isla confirma el interés de la empresa Zaroubejneft por iniciar la exploración en aguas cubanas. La Habana lo sabe, el petróleo venezolano tiene fin y las lecciones sobre la otrora dependencia soviética están a la orden del día. Para Argentina, Nicaragua y el resto de miembros de Alba, lo que prima son procesos internos que no dependen de Venezuela.
Y, de otro lado, cabe decir que la llegada de Nicolás Maduro difícilmente podría cambiar el curso de una política exterior que le ha dado visibilidad inédita al país caribeño. La diplomacia petrolera no sólo significa réditos para el chavismo, sino para la imagen de Venezuela a través de un poder blando que ha beneficiado a miles, en sectores deprimidos del continente e incluso del mundo. En algunos reduccionismos este poder se confunde perversamente con “intervencionismo”.
* Internacionalista de la Universidad del Rosario.
Mauricio Jaramillo Jassir* | elespectador.com

Tomado de http://m.elespectador.com/noticias/elmundo/articulo-408793-el-futuro-de-alba-sin-chavez